¿Qué es la resiliencia?
¿Alguna vez has sentido que el peso del mundo cae sobre ti, pero aún así has sabido cómo salir de ello?
Quizás en algunas ocasiones algunos aspectos de nuestra vida pueden no ir muy bien, pero el encontrar cada día un motivo para seguir es, sin duda, un acto de resiliencia, de modo que todas las personas podemos llegar a ser resilientes y es importante que lo logremos, para así sobrellevar los desafíos más difíciles de nuestra vida que, inevitablemente, están presentes en nuestro continúo existir.
El estudio de la resiliencia resulta interesante debido a su reciente aparición en el campo de las ciencias sociales y particularmente en la psicología, ante el fracaso que han tenido los modelos orientados a descubrir los estados patológicos o desadaptativos de los individuos, los cuales se dedicaban a la descripción exhaustiva de las enfermedades (Melillo y Suárez, 2003).
Así, la resiliencia cobra un gran interés debido a que en el transcurso de la vida existen situaciones y ambientes que propician que las personas se vean sometidas a situaciones estresantes de tragedia o de gran impacto, que no necesariamente crean desequilibrio bio-psicosocial en ellas, sino que, por el contrario, algunas de estas personas sobresalen ante tales sucesos.
¿Qué caracteriza a una persona resiliente?
Entre las características que identifican a los individuos resilientes se encuentra que son socialmente competentes, poseedores de habilidades para la vida, pensamiento crítico, capacidad de resolver problemas y de tomar la iniciativa; son individuos firmes en sus propósitos y tienen una visión positiva de su propio futuro, con intereses especiales, metas y motivación para salir adelante en la escuela y en la vida (Bernard, 1991).
Por ejemplo, podríamos hablar de diversas personas universitarias que además de estudiar lejos de su escuela y tener que atravesar la ciudad para llegar a su universidad, tienen que después salir e ir al trabajo para poder cubrir sus gastos, además de cumplir con sus múltiples compromisos para que puedan llegar a ser buenos estudiantes y trabajadores, pero también seguir con un estilo de vida que les permita tener suficiente energía para lograr todo esto. O de las personas que enfrentan la pérdida de un ser querido, que probablemente falleció en un momento que nadie esperaba, dejando una sensación de vacío dado al gran aprecio que se le tenía, pero que aún así logran seguir con el curso de su vida.
Las personas resilientes conciben y enfrentan la vida de un modo más optimista, entusiasta y enérgico; son personas curiosas y abiertas a nuevas experiencias caracterizadas por altos niveles de emocionalidad positiva (Block y Kremen, 1996). También existe evidencia de que las personas resilientes utilizan las emociones positivas como estrategia de enfrentamiento, por lo que se puede hablar de una causalidad recíproca. Así, se ha encontrado que hacen frente a experiencias traumáticas utilizando el humor, la exploración creativa y el pensamiento optimista (Fredrickson, 2009).
¿Soy una persona resiliente?
Podemos pensar en algunos momentos a lo largo de nuestra vida en los que nosotras mismas hemos tenido que pasar situaciones que ponen en juego nuestra capacidad de ser resiliente, como el haber tenido que sobrellevar una decepción académica, amorosa o la pérdida de un familiar o mascota muy querida, que nos pone en una situación dolorosa que al principio probablemente nos sobrepase, pero que al final, al gestionar de forma correcta nuestras emociones, nos puede ayudar a trabajar en nuestra capacidad de resiliencia, aumentando así las maneras de enfrentar estas duras experiencias que se nos presentan.
La resiliencia es comprendida como un potencial humano, presente en todas las culturas, pero que no debe entenderse como una regla universal, ya que estará sujeta a los cambios contextuales y a otras características de la persona, como la edad o etapa de vida en que se encuentre el sujeto.
Está por demás decir que la resiliencia es importante en nuestras vidas, por lo que te invitamos a seguir ahondando en el tema para comprenderlo mejor y poder seguir aprendiendo el cómo ser una cada vez más una persona resiliente.
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Referencias
Melillo, A. y Suárez, O. E. N. (2003). Resiliencia, descubriendo las propias fortalezas. Buenos Aires: Paidós.
Benard, B. (1991). Fostering Resiliency in Kids: Protective Factors in the Family, School and Community. Portland: Western Center for DrugFree Schools and Communities. San Francisco: Regional Educational Laboratory.
Block, J. y Kremen, A. (1996). “IQ and Ego-Resiliency. Conceptual and Empirical Connections and Separateness”. Journal of Personality and Social Psychology, 70(2), 349-361.
Fredrickson, B. (2009). Positivity. Nueva York: Crown.