Trazando una variedad de rutas y caminos a lo largo de la República, una tarde de verano un grupo de jóvenes  de bachillerato arribaron en la ciudad de Tijuana para dirigirse a Ensenada, Baja California, donde se llevó a cabo el Taller de Ciencias para Jóvenes, en su 15 edición.

Este taller es organizado por tres de los principales centros de investigación en Baja California: el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), los cuales se encuentran a las afueras de la ciudad de Ensenada, con una cercanía entre sí que les permite formar un triángulo entre cerros y puentes.

Investigadores, profesores y técnicos fungieron como maestros en dos distintos tipos de clases: los cursos intensivos y las prácticas de laboratorio. Los 39 participantes, fueron elegidos previamente, a través de un proceso de selección a distancia.  Cada estudiante tuvo derecho a un par de cursos y dos pares de prácticas.

Las clases tuvieron lugar de lunes a jueves: empezando por los cursos impartidos en la UABC, que estuvieron a cargo de distintos investigadores, según el área correspondiente: Dr.  Adolfo Sánchez Valenzuela (matemáticas), Dr. Luis Aguilar (física), Dra. Glinda Irazoque  y Dr. Rafael Bello Bedo (biología)

Amor por la ciencia

Participantes . Foto: Guadalupe López

Participantes . Foto: Guadalupe López

Los días de clase comenzaban con un desayuno en el que los jóvenes bachilleres y estudiantes de posgrado compartían en la mesa gustos, sueños, pasiones, metas, anécdotas, alimentos y sobre todo algo en especial: un gran amor por la ciencia.

Los cursos eran un espacio para conocer más la naturaleza a través de la ciencia: en matemáticas se vieron temas en los que se incluyeron topología, la teoría de grupos y la simetría a manera de conocer las posibles formas que nuestro universo puede tener. En física se abordaron tópicos como relatividad y astronomía. Por su parte, el curso de química basaba sus clases en formular preguntas hacia fenómenos ocasionados por la quimioluminiscencia, las combustiones y los polímeros. Mientras que en las clases de biología se estudiaron las partes de un ecosistema, principalmente plantas.

Promesa de un científico

Pasta dental para elefante. Foto: Guadalupe López

Pasta dental para elefante. Foto: Guadalupe López

Todos los cursos tenían algo en común que caracteriza a la ciencia: conocer la naturaleza para conocer nuestro interior.

Pero dentro de los salones también se conoció el espíritu que hay  en una persona de ciencia: una curiosidad que no muere en sus adentros. Porque durante el curso de química los chicos en algún momento llegaron a ahogar de preguntas a la maestra Glinda… y cuando alguna no conocía en su totalidad, declaró algo que quizá debería ser parte de la promesa de un científico:

“El día que lo sepa todo creo que me suicidaré. No puedo concebir un mundo sin preguntas”

Durante la hora de la comida, la sala de usos múltiples del CICESE se llenó de anécdotas, experiencias; preguntas salían por los platos llenos de comida y las respuestas les daban sazón a éstos.  Una nube de ciencia constituía la atmósfera de la parte superior del cerro en el cual se encuentra el CICESE. 

El científico es un niño que no ha muerto

Clases de geología. Foto: Guadalupe López

Clases de geología. Foto: Guadalupe López

Puedo asegurar que todo investigador se comportó accesible a toda clase de preguntas que los chicos tuvieron para ellos. Si tenías alguna inquietud, podías hablar con cualquiera de los científicos, pero eso sí, al Dr. Luis Aguilar le gusta que le hablen o en español o en inglés, nunca en spanglish.

Sí… el Dr. Luis se caracteriza por tener un peculiar sentido del humor, su conducta es más semejante a la de un niño que a la de un físico porque para él, el científico es un niño que no ha muerto. Y él sigue siendo un niño. Quizá por eso cuando tuve la oportunidad de acercarme a preguntarle una cuestión astronómica que me atormentaba la conversación fue algo como:

-Dr., tengo una duda
-¡Pero qué afortunada! Yo tengo muchas.

Luego de la comida seguían las prácticas de laboratorio, cada estudiante tuvo la oportunidad de asistir a 4, explorando distintas áreas de investigación a lo largo del CICESE, la UNAM y el CNyN. ¿Alguna vez pensaron que los científicos son callados, apartados o retraídos? Eso no cabe en ese lugar, donde puedes encontrar físicos a los que les gusta la “Shakira de los pies descalzos” y algunos filántropos.

El cielo prohibido de San Pedro Mártir

Foto: Guadalupe López

Foto: Guadalupe López

Los días de clase pasaron muy rápido como si tuvieran un catalizador. A lo cual les siguió una visita al Observatorio Nacional San Pedro Mártir, cuyo camino estuvo guiado por el geólogo Luis Delgado, quien nos hizo ver las montañas de otra forma y a la tierra desde otras perspectivas, mientras tanto, los biólogos Horacio de la Cueva y Claudia Leyva nos hicieron abrir los ojos hacia las distintas formas de vida que habitan a lo largo del paisaje y que varían conforme se sube por la montaña.

El cielo de San Pedro Mártir es uno de los mejores cielos de México para observar las estrellas. El cielo de San Mártir es para el espectador algo similar a un paraíso prohibido: si miras hacia abajo durante la noche, difícilmente verás tus pies y batallarás por encontrar el camino, pero sólo mirando arriba descubrirás el cielo más bonito de cualquier otro lugar, de cualquier otra vez. Y no podrás tomarle fotografía, porque los grandes tesoros son secretos… y porque sin flash no se ve nada y la luz que éste emite sería detectada por el telescopio afectando los cálculos que los astrónomos tardan horas en tomar día a día.

Búngalo en San Pedro Mártir

Búngalo en San Pedro Mártir

Detrás de este evento existe un trabajo en equipo que es de admirarse, en el que colaboran muchas personas, entre ellas la coordinadora Olga Badillo, quien orientó a los jóvenes desde que fueron seleccionados.

Sin duda alguna, el Taller de Ciencias para Jóvenes es una ocasión para enamorarte de los astros, de las montañas, de la fauna, de la flora, del olor a ciencia y de paso de Ensenada, donde quizá puedes descubrir tu vocación.

Concluyo con una frase del Dr. Leonardo Morales “El camino de la ciencia es un camino de errores” Gracias a los científicos por compartirnos durante este Taller el trayecto que han dejado a lo largo de su aventura por la ciencia.