Soy un tipo de Grinch de verano (sin tanto pelo y no tan verde) cuya última fiesta a la que asistió por placer fue a principios del 2000, en los tiempos de piñata. No soy el alma de las fiestas ni tengo nada qué decir a las personas a las que recién conozco. Sin embargo, estudio comunicación y lo que esperan de mí en las reuniones es que les cuente un chisme y no pare de hablar.

Más de una vez he escuchado “estudió comunicación porque es muy sociable”. Por lo que tengo entendido, socializar es un acto de integración que hacen hasta los ingenieros y doctores en mayor o menor medida, ¿qué tiene que ver aquí un estudio profesional de comunicación? Por otro lado, hablar sin parar tampoco es útil, uno puede decir mil cosas y no decir nada al mismo tiempo. Incluso dentro del gremio he oído decir “no nos callamos, pues somos comunicólogos”. Bueno, dudo mucho que tener la lengua suelta tenga que ver con conocimientos de teoría y praxis comunicacional. Mi idea de comunicólogo dista mucho de la imagen que a veces se tiene de un animador de fiestas infantil cuya sonrisa y voz forzada son cualidades que todo estudiante de comunicación debe aprender.

La radio, el periódico, redes sociales o la televisión parecen ser las únicas áreas de trabajo para quienes deciden estudiar esta carrera. Uno de mis mejores amigos, quien yo considero se prepara con vocación y esmero, no tiene planeado trabajar en ninguna de éstas, piensa dedicarse a la investigación, por ejemplo; los conocimientos que se adquieren ya sea de producción o teoría, son arbitrarias al estereotipo de orador o experto en retórica.

¿Por qué creo que es importante suprimir esta idea? Los primeros días de clase en la facultad, en el ritual inhumano en el cual todos nos presentamos y decimos a treinta personas que no hemos visto en la vida, quiénes somos y qué queremos en la vida (las cosas más íntimas que alguien puede decir), uno de mis compañeros dijo que varias personas se habían burlado de él cuando dijo que estudiaría comunicación porque es muy tímido, pero aún así había decidido intentarlo.

Entonces pensé en cuántas personas creen que no entran en el perfil de comunicólogo por la falsa idea que se tiene de éste, y por ello descartan una profesión en la que no tienen que hablar todo el tiempo porque hay cientos de áreas en las que se puede desarrollar. O al menos eso me digo porque soy una de las miles de personas enamoradas de esta carrera y huidiza a ser enfocada en una cámara de vídeo, que no quiere fingir una voz entusiasta por la radio y ser el centro de atención en una fiesta sin que esto afecte en el desarrollo de nuestra vocación.