El dengue es una enfermedad infecciosa de etiología viral, donde el patógeno responsable es el virus dengue, que circula en la naturaleza como cuatro serotipos (DENV1 a DENV4) y se transmite al hombre durante la alimentación hematófaga de las hembras de los mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus.

México es considerado una región endémica para dengue, durante el 2015 se reportaron 27,000 casos confirmados y 220, 000 casos probables. Los estados con mayor incidencia de la enfermedad fueron Colima, Sonora, Nayarit, Yucatán y Quintana Roo (1).

El dengue es una enfermedad tipo gripal que afecta a niños y adultos. Los síntomas aparecen abruptamente, una semana después de que una persona es picada por un mosquito infectado.

La enfermedad tiene tres fases: la febril, la crítica y la de convalecencia. La fase febril dura aproximadamente 5 días y se caracteriza por fiebre elevada (40ºC) acompañada de dolor de cabeza intenso, dolor muscular, dolor detrás de los globos oculares, náuseas, vómitos, o salpullido. Estos síntomas no son exclusivos del dengue, puede confundirse con otras enfermedades como influenza, leptospirosis, chikungunya o zika; por ello el diagnóstico del patógeno en el laboratorio es muy importante.

Al final del período febril, entre el 3er y 7mo día se pueden presentar manifestaciones hemorrágicas como petequias, sangrado de encías y/o de la mucosa nasal. Esta fase es crítica y se desarrolla rápidamente (24- 48 horas), la mayoría de pacientes se recupera pero algunos desarrollan la forma grave del dengue, que se caracteriza por un aumento de la permeabilidad capilar (PC). Además, los pacientes pueden presentar taquicardia, pulso indetectable, sangrado y alteración del nivel de conciencia, con afectación gastrointestinal (vómitos, dolor abdominal, ictericia). En este punto los pacientes sin un aumento de la PC mejorarán, mientras que aquellos presenten un aumento de la PC pueden empeorar y presentar choque por dengue, que ocurre cuando se pierde un volumen crítico de plasma y en consecuencia ocurre la disfunción de órganos (hepatitis, encefalitis o miocarditis) y acidosis metabólica.

A pesar de la importancia del dengue, no existe un método de diagnóstico que discrimine en forma temprana entre los casos de dengue grave y no grave. Tampoco existe una terapia antiviral específica y aún no se cuenta con una vacuna. Los ensayos clínicos de la vacuna más promisoria muestran una eficacia del 60% (2).

No existe un tratamiento específico del dengue; el tratamiento del paciente es de soporte (administración de líquidos intravenosos a los pacientes con dengue grave) y depende de la experiencia clínica del médico, donde la clave es el reconocimiento temprano y la comprensión de los problemas clínicos que se presentan en las diferentes fases de la enfermedad. La asistencia médica adecuada disminuye las tasas de mortalidad por debajo del 1%.

Actualmente, el único método para prevenir la transmisión del virus del dengue consiste en controlar el desarrollo del mosquito vector, por ello es importante cubrir, vaciar y limpiar cada semana los recipientes donde se almacena agua en nuestras casas.

Biomarcadores

Los biomarcadores (BM) son moléculas que se pueden detectar y/o medir en una muestra biológica (suero, plasma, orina, etc.)  y que sirven como indicadores de salud o enfermedad. Los BM deben proporcionar información adicional a la que se obtiene con el examen clínico del paciente. El BM ideal, es aquella molécula que permite: 1) establecer un diagnóstico inmediato (incluso antes de que se manifiesten los signos y síntomas de la enfermedad), 2) de presencia prolongada y circulante en altos niveles (sensibilidad), 3) es específico de la enfermedad, 4) práctico y sencillo en su medición, 5) correlaciona en forma positiva con la severidad de la infección, 5) debe indicar curso y pronóstico de la enfermedad y 6) debe facilitar decisiones terapéuticas al médico tratante.

En el caso de dengue, se usa la proteína viral NS1 como un BIOMARCADOR para el diagnóstico de la enfermedad. NS1, se encuentra circulante en la sangre de los pacientes infectados durante la etapa febril y sirve para discriminar entre los pacientes febriles, cuáles son por dengue (detección de NS1 positiva)  o cuáles no son dengue (detección de NS1 negativa). Una vez que el paciente conoce que está infectado con DENV debe cuidarse y seguir las instrucciones de su médico, ya que no se sabe con anticipación, sí tendrá un curso de la enfermedad leve o grave.

Para un manejo adecuado de los pacientes, además de la experiencia del médico tratante; sería ideal contar con una herramienta como un BM pronóstico, que ayude en la medición oportuna del riesgo a desarrollar dengue hemorrágico (grave). Aunque actualmente, no existe un medicamento específico para el dengue; la toma de consciencia del médico y del paciente sobre el desenlace de la enfermedad puede contribuir a disminuir la incidencia de los casos graves. El médico, podría realizar un tratamiento direccionado y preventivo contra la enfermedad, que ayudaría a reducir la mortalidad y a reducir el costo del tratamiento y hospitalizaciones.

dengue

 (1) Sistema de Vigilancia Nacional (DGE/SSA) http://www.epidemiologia.salud.gob.mx/
(2) Villar L, et al. Efficacy of a Tetravalent Dengue Vaccine in Children in Latin America. N Engl J Med. 2014 Nov 3.