En algunas ocasiones, cuando escuchamos la palabra ciencia, podríamos pensar que es una actividad fría y algo distante, incluso dentro del contexto de las ciencias sociales. Pero cuando se realizan investigaciones en una comunidad diferente a la nuestra, y se trabaja principalmente con personas, es importante tomar en cuenta su contexto cultural, respetar las formas y modos de ser y, sobre todo, tener empatía. Como resultado de estas prácticas no solo se tiene una investigación con un proceso mucho más fluido, sino que es probable que al finalizar se tenga un vínculo fuerte con la gente.

Un ejemplo de una investigación respetuosa con la comunidad es el trabajo de la Mtra. Silvia Montejo Murillo quien comenta que uno de los elementos más importantes al realizar un estudio con perspectiva social es ponerse en el lugar de las personas e intentar comprenderlas. Su investigación desde el enfoque de feminismo comunitario, se basa en los testimonios y entrevistas realizadas a las mujeres mayas de Canicab, principalmente en los talleres realizados por el Centro Comunitario de Canicab Uj ja’ sijo’ ob, en colaboración con El Centro Alternativo para el Desarrollo Integral Indígena, A.C. (CADIN).

El Centro Comunitario del colectivo Uj jaa’ si jo’ ob, se encarga de apoyar a las niñas y los niños de la comunidad con actividades de lectoescritura, matemáticas básicas y habilidades comunicativas con enfoque Montessori, y organiza actividades lúdicas y talleres principalmente con mujeres. El Centro Alternativo para el Desarrollo Integral Indígena, A.C. (CADIN) es una asociación ubicada en San Antonio Sihó, Halachó, Yucatán, que tiene como objetivo impulsar y fortalecer el desarrollo comunitario indígena rural por medio de alternativas de aprendizaje integral.

En los talleres se abordaron temas relacionados con identidad étnica, violencia e identidad de género. El primero fue realizado en la comunidad de Sihó, Yucatán. Y el segundo se realizó dentro del marco del Primer Encuentro de Mujeres Mayas de Canicab (EMMCA o PEMM), el 1 de julio del 2019.

En esta ocasión, en Quiu entrevistamos a la Mtra. Silvia Montejo Murillo, doctoranda en Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma de Yucatán, quien nos platica más a fondo acerca de su investigación que consistió en el estudio de identidades de género de las mujeres de la comunidad de Canicab Yucatán, desde diferentes tipos de educación: informal, no formal, formal y el feminismo comunitario.

QUIU: Hola, primero que nada, muchas gracias por aceptar la entrevista. ¿Nos podría platicar cómo surgió la idea de trabajar con mujeres en el ámbito comunitario?
SM: Le debo la oportunidad al Dr. Juan Carlos Mijangos, porque es fundador y colaborador del Centro Comunitario de Canicab. Desde la Maestría en Trabajo Social en el CEPHCIS UNAM, estudié pobreza en la colonia Emiliano Zapata Sur, entonces me encontré a una familia liderada por tres mujeres: abuela, madre y nieta que venían de una comunidad en Yucatán. La mujer más longeva se quedaba en casa a cuidar a los bebés de su nieta y a un nieto adolescente discapacitado de otra hija, mientras madre e hija salían a trabajar en el servicio de limpieza en casas de norte de la ciudad. La abuela era quien hablaba maya y portaba su huipil, la madre entendía el maya y lo hablaba más o menos, mientras la hija no lo hablaba ni lo entendía. De ahí que surgió mi interés de continuar en el doctorado con el tema de la identidad de la mujer “maya” contemporánea. Incluso me comencé a cuestionar ¿A qué se le llama maya? ¿Desde qué ángulos se les ha llamado así? ¿Qué se consideraba para alguien pudiera ser “maya”?

Canicab, Yucatán

Uj ja’ sijo’ ob es una palabra en maya que significa: “los nacidos de la luna y el agua”. Este nombre surgió por las cosas que tienen en común y gustan de la naturaleza a los fundadores del dentro centro comunitario. Una parte de los fundadores  son de la comunidad de Canicab y otros son externos. 

QUIU: ¿Y por qué desde la perspectiva del feminismo comunitario?
SM: Cuando tuve la oportunidad de platicar con el Dr. Juan Carlos Mijangos Noh quien fue mi asesor de tesis en el doctorado, fue que él sugirió la perspectiva de feminismo comunitario e invitó a la Dra. Citlalin Ulloa Pizarro. Primero como parte de mi comité y luego como co-asesora para retomar esta teoría en el trabajo de investigación por su amplia experiencia en el campo de los feminismos no hegemónicos y las identidades de las mujeres. Definitivamente, el feminismo comunitario fue un marco que le dio lectura a las experiencias y a las narrativas que pude obtener durante estos tres años, porque esta teoría se realiza desde un contexto de opresión y de discriminación de los pueblos originarios en Latinoamérica, así como desde la violencia tanto estructural como directa que experimentan las mujeres en sus unidades domésticas, todos estos ejes que fueron centrales y compartidos con las participantes de Canicab.

Este último fenómeno de violencia es el que principalmente ha llevado a las mujeres aymaras de Bolivia y xinkas de Guatemala a organizarse y manifestarse como “feministas comunitarias” y en donde Julieta Paredes ha tenido un papel de liderazgo. Paredes ha sido una persona revolucionaria dentro del feminismo comunitario junto con Lorena Cabnal y Adriana Guzmán y otras mujeres líderes dentro de un movimiento de izquierda boliviano, teniendo la oportunidad de desarrollarse como mujeres activistas que también las ha llevado a escribir no solo desde un movimiento político, sino también académico. Este marco feminista que proponen también cuestiona lo que se ha escrito acerca de las “mujeres indígenas”, desde la colonialidad y la cosmovisión de sus lugares de origen proponiendo cinco campos de análisis y de acción: cuerpos, espacio, movimiento, tiempo y la memoria.

Asimismo, esta teoría reconoce la existencia de tres sistemas patriarcales: originario, moderno y posmoderno que marcan la vida de las “mujeres indígenas” o de mujeres que se posicionan políticamente desde su etnia, apelando a que las mujeres en realidad somos diversas, multifacéticas y podemos utilizar ciertas identidades o posiciones para enfrentar la vida. Y eso fue lo que me dio el antecedente más amplio para que yo intentara ver la realidad de las mujeres participantes de Canicab que son mujeres que se les ha identificado como “maya” pero que son diversas, autónomas y pueden reivindicarse desde variadas posiciones sociales además de su etnia, como por ejemplo desde el género, desde su nacionalidad y desde su grupo etario.

QUIU: En su artículo “Mujeres mayas yucatecas: una mirada a su identidad de género desde la perspectiva de feminismo comunitario”, menciona que también tuvo la oportunidad de trabajar con las mujeres de Sihó, ¿Cómo se dio ese encuentro?
SM: Gracias a Angélica León Vivas (facilitadora del Centro Comunitario y estudiante de la Licenciatura en Comunicación Social en la UADY), que realizó una vinculación con las mujeres de Sihó, tuve la posibilidad de participar en el taller sobre violencia entre las mujeres de Canicab y Sihó. De ahí Oscaira Santana (facilitadora del Centro Comunitario y estudiante de la Licenciatura en Comunicación Social en la UADY) organizó EMMCA (Primer Encuentro de Mujeres Mayas de Canicab) y fue entonces que hubo otro contacto con las mujeres de Sihó que fueron a Canicab. Fue en el EMMCA donde ya no solo se trataron directamente temas de violencia, sino también de identidad de género. Ahí fue donde tuve la oportunidad de conocer otras experiencias, a partir de… no me atrevo a decir grupos de discusión, pero sí quizás de entrevistas grupales.

Taller organizado por las mujeres de CADIN en el EMMCA

QUIU: ¿Cómo fue el acercamiento con las mujeres de Canicab?
SM: Una de las cosas que tengo que mencionar es que soy madre de familia y he tratado de desarrollarme profesionalmente, entonces creo que hay una cuestión psicológica importante a la que sí me tuve que enfrentar, porque también me encontraba en un proceso personal complicado. Además, hubo contradicciones por la cuestión académica, de los discursos que tienen influencia cuando vas al aula hay un lenguaje, un tipo de interacción que se desarrolla dentro de lo “formal”, una forma de comunicarse, en sí un habitus. Por ejemplo, el Dr. Mijangos estaba siendo activista en Canicab y al mismo tiempo mi asesor, por lo que me preguntaba ¿Cómo me posiciono en la comunidad y en el centro comunitario? La teoría de donde parto se ubica en la teoría crítica, y el método es una etnografía militante, particularmente una etnografía crítica, donde no solo es confrontar y establecer conceptos y relaciones entre estos y analizar el contexto a nivel teórico y escrito, sino que también este método busca que el investigador o la investigadora sea un agente de cambio. En este sentido, me preguntaba también: ¿cómo voy a recabar información, pero a la vez voy a ser una persona que va a participar con las mujeres, de ponerse en un su lugar y ser esta parte humana de la investigación que propicie un cambio?

Asimismo, considero que fue una cuestión de personalidad y formación, mi carrera es Licenciatura en Comercio Exterior y Aduanas, la cual está orientada a la prestación de servicios y al trato con personas diversas y eso facilitó mi interacción con las participantes y la comunidad. Durante el proceso de investigación, hubo tensiones, diferencias, encuentros y desencuentros, sin embargo, existió un punto en el que las participantes me contaban de su vida y yo también les compartía acerca de la mía. Durante las entrevistas hubo situaciones en donde expresé a la(s) participante(s): “Te entiendo porque estoy pasando por algo similar”. Fue un proceso bidireccional en el que nos retroalimentamos, y hoy por hoy incluso después de la investigación me quedo con amigas.

QUIU: ¿Qué cree que significó para las mujeres los talleres de EMMCA y CADIN?
SM: Pues visto desde la educación no formal que fue otro de los conceptos centrales del que también partí, los talleres representaron para las participantes la oportunidad de conversar, compartir y encontrar nuevos discursos que afectan su identidad de género. A diferencia de lo que les puede ofrecer su unidad doméstica, o espacios como la familia, la iglesia, incluso la calle, en donde encontramos discursos que cumplen con el orden social, y que establecen unas limitantes sobre el ser, el pensar, el sentir y el proceder de las mujeres. Entonces el centro comunitario como tal y los espacios que gestiona para sus actividades, se convierten para ellas e incluso para mí porque también fue así, en oportunidades para ser y platicar cosas que no podíamos conversar quizás en el espacio de la casa o la iglesia. Así, el centro funciona como un promotor, un sensibilizador, un catalizador de nuevas experiencias que les pueden servir, y que sirven para la liberación del género. En este caso de este pequeño grupo de mujeres. En primer grado de su persona, y más adelante si consiguen tener mayor cohesión e involucramiento entre ellas, en otros niveles de organización.

mujer maya yucateca

Actividad sobre emociones en el EMMCA

QUIU: ¿Cómo veía a las mujeres durante el encuentro de EMMCA? ¿Eran participativas? ¿Cómo fue ese proceso?
SM: Oscaira fue quien comenzó a proponer la idea de hacer un encuentro de mujeres en Canicab y fue un proceso retroalimentado. Tuve contacto de manera constante con aproximadamente treinta mujeres de la comunidad, de ellas, cuatro o cinco mujeres de entre veinte y treinta años estuvieron organizando el encuentro junto con Sori y colaboradores del centro comunitario, entre los principales: Wado, Olga, Yady, Cinthia, Carlos, Valeria, Ana, Juan Carlos, Nayely, Diego y una servidora. Sin embargo, porque fue un evento que se promocionó por radio UADY, por Facebook y de boca en boca, en la actividad de zumba durante el encuentro, llegaron muchas mujeres de la comunidad de diversas edades. Eso fue representativo e importante, ya que el hecho de que hayan salido de sus casas, que esa mujer se haya acercado a escuchar, a ver qué estaba pasando en el EMMCA, para mí fue un gran logro.

Lo que yo veo en Canicab es que son tres familias que son como madres y ya de ahí se han casado. Pero son familias que comparten un vínculo y han formado la comunidad, entonces se vuelve como una gran familia extensa, es muy complicado. Yo comprendo a las mujeres, tú sabes que como mujer una siempre está siendo observada, por la cuestión del patriarcado, siempre estamos siendo juzgadas y victimizadas. Por ello, tienen los ojos de sus familias encima, entonces realmente esto sí puede limitar un poco su actuación. Sin embargo, a pesar de ello, las mujeres que asistieron han alzado la voz y han dicho “yo sí voy a participar sin importar si no le va a parecer a mi suegra o a mi mamá o a mi pareja o esposo.” Entonces que se hayan acercado y participado en el EMMCA eso es un paso importante.

mujeres cocinando

Taller sobre identidad durante el EMMCA

QUIU: Durante la investigación o durante el proceso de entrevistas, ¿le sorprendió algo que dijeron o ya era algo muy esperado?
SM: Pues la verdad en el caso de violencia y discriminación ya hay varios estudios que fueron temas que surgieron en la investigación y que de alguna forma se relacionaban con la identidad de las participantes. Sin embargo, hubo cosas que no me esperaba y que fueron hallazgos. Y es que a pesar de ser mujeres y categorías que se pueden ver a simple vista como el género y la etnia, en realidad todas las mujeres somos diferentes. En Canicab me encontré con mujeres más sentimentales, más aguerridas, a otras que les gusta enamorarse y tener pareja y a otras que disfrutan la soltería. También surgió una cuestión, mujeres que no coinciden con una apariencia según el mandato de género, no están feminizadas, como puede ser una mujer que se maquilla, pero hubo casos en que no me dejaron saber si tenían una orientación sexual distinta a la heterosexual.

QUIU: ¿Tuvo alguna limitación o problema durante el proceso de investigación?
SM: Sí, la verdad hubo categorías que como ya las había trabajado, pues dije voy a partir de aquí porque a pesar de ser una etnografía necesitas partir de ciertos conceptos. Pero sí hubo categorías del feminismo comunitario en las que me preguntaba ¿Será esto así? A veces regresaba otra vez a una entrevista y había cosas que surgían que no necesariamente tenían una respuesta concreta. Y si hubo momentos en los que me cuestioné, bueno en toda la investigación, si esto realmente lo debía escribir de esa manera, así como se formaba la interpretación a partir de las narrativas y las observaciones… de hecho una investigación está abierta a crítica y para eso justamente es la ciencia para también refutar, y es deseable que más adelante se desarrollen estudios que cuestionen los resultados.

Desde un principio en la introducción del trabajo escrito reconozco mis limitaciones, pues soy de Tabasco y ya llevo aproximadamente nueve años en Mérida. Sin embargo, ya había realizado investigación de tipo cualitativa en dos lugares en Yucatán, con familias de la Emiliano Zapata Sur en Mérida y en Dzityá con los artesanos de talleres de madera. Otro elemento que me ayudó fue la conversación y sus herramientas, la empatía e intentar fluir como una persona que conversa y respetando las reglas de interacción que establecía el espacio, por ejemplo, el de la casa o doméstico y el público, el de la calle.

Dibujos realizados por las participantes durante una actividad del EMMCA

QUIU ¿Cuál cree que sea uno de los problemas principales para las mujeres de Canicab, y cómo cree que podría mejorar su situación?
SM: Un elemento que creo que es importante es la falta de ocupación, lo cual repercute en varios aspectos de la identidad de las participantes. Tomé en cuenta que en general a las mujeres se nos ha atribuido que debemos de estar en la casa, cuidar a los hijos y hacernos cargo de las tareas domésticas y esta actividad no es reconocida como un trabajo por el que se obtenga un sueldo como tal. Sin embargo, desafortunadamente un factor que es determinante para el desarrollo de las mujeres y la independencia dentro de este sistema neoliberal, es el ingreso. El ingreso sigue siendo un elemento fundamental para conseguir independencia económica y personal. Eso es algo que me cuestione porque el sistema económico actual incluso algunos posicionamientos feministas tienen este discurso de que las mujeres tenemos que trabajar fuera de casa, ser independientes y realizarnos profesionalmente, incluso para merecer una pareja y para empezar una relación. En el caso de Canicab, hay hombres en la comunidad que están demandando que las mujeres tengan un ingreso, pero se presenta violencia económica, es decir, que las celan si van a trabajar o no valoran el ingreso y esfuerzo que realiza su pareja.

En este sentido, sí me cuestioné e incluso lo sigo haciendo, que las mujeres estén dedicadas a sus hijos y al hogar, un tema en el que francamente se necesita profundizar. Sin embargo, lo que observé es que desean una actividad que les permita desarrollarse a nivel personal y esta actividad también les puede generar un ingreso. Hay mujeres en la comunidad que se quieren separar por la violencia que experimentan en sus hogares o infidelidades pero que se encuentran en la situación de que tienen a sus hijos pequeños y se dedican exclusivamente a las labores domésticas, empleándose esporádicamente en el servicio de limpieza.

Se encuentra también esta parte de que a pesar de Canicab es una gran familia, no hay esas redes de antes, la verdad ya no hay muchas redes, o yo en Canicab no encontré muchas redes de apoyo por parte de la madre, tía o suegra hacia la mujer que desea trabajar, por ejemplo. Por ello, he pensado en que una opción viable para ellas serían constituirse como colectivo o A. C. en donde puedan desarrollar una actividad productiva o prestar servicios. Así, se podrían rotar por grupos para que una parte salga a trabajar y la otra cuide a los niños. El centro comunitario pudiera ayudar en la gestión también de estas actividades. Sin embargo, sería aún más deseable que pudieran explorar formas para emplearse o llevar a cabo una actividad que les ayude en un plano personal y económico.

´Peregrinación en Canicab

Peregrinación en Canicab, Yucatán. 

QUIU: ¿Y ha observado actitudes de sororidad entre ellas?
SM: Claro, es que a veces el patriarcado es un sistema tan arraigado que junto con el neoliberalismo puede llevar a separarnos. Sin embargo, la mujer es un agente que puede tomar decisiones deliberadas y que se une sobre todo en momentos difíciles, entonces yo encontré tensiones, pero también hubo ocasiones en las que se apoyaban. Esto era más notable cuando no era un vínculo muy cercano como el familiar, porque no se interponen intereses, ahí es donde empiezan las diferencias, como ciertas riñas que no ayudan a la cohesión y apoyo mutuo entre mujeres.

QUIU: Y, por último, ¿algún consejo para las personas que trabajen en una investigación o proyecto comunitario?
SM: Pues un elemento que ayuda mucho es observar, creo que cuando llegas a un lugar ver cómo se comunican las personas, cuál es su forma de ser y su interacción es una herramienta fundamental. Porque en la medida en que tu puedas adaptarte a ese lugar, es la medida en la que vas a poder desenvolverte en ese sitio.
Algo que fue parte de mi estrategia o fue parte de mi persona, es que dije “voy a ser como soy” porque las personas somos inteligentes, cualquier ser humano al que llegues preguntado algo se da cuenta y se posiciona de acuerdo al interés que perciba. Por ello, la transparencia durante la investigación es clave y el consentimiento informado a parte de la presentación por escrito que puedas entregarle a él o la participante, es un proceso que debe a mi parecer ser mediado por el respeto y la pertinencia.

Otro elemento que me ayudó es que soy mujer, porque pudiera ser que un hombre quiera estudiar este tema de identidad de género de mujeres, pero hay temas delicados que pueden llegar a ser muy incómodos compartirlos con un hombre. Con esto no estoy diciendo que los hombres no pueden tratar estos temas, pero tendrían que apoyarse de mujeres para llegar a profundizar en categorías relacionadas con la sexualidad y la intimidad.

También ayuda conocer los antecedentes históricos antes de llegar a ese lugar, y siempre tener empatía, ponerse en el lugar de las mujeres cuando están pasando por algo o cuando me estaban contando algo, incluso en momentos intensos. Otra cosa es el respeto, es decir, estoy investigando, pero es una persona, tengo que pedir permiso, respetar los tiempos de las participantes, de la comunidad y ser amable. Hay que tratar de convertirte, de ser esa persona con la que conversas, para comprender cómo se están sintiendo y entender cuál es el sentimiento detrás de lo que me están diciendo o comprender cierta situación que acontece. Finalmente, utilizar pseudónimos fue una decisión a la que llegué con las participantes para proteger su identidad.

Semblanza

Mtra. Silvia Montejo Murillo

Licenciada en Comercio Exterior y Aduanas por la Universidad Politécnica del Golfo de México, en Tabasco, Maestra en Trabajo Social en el Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales por la Universidad Nacional Autónoma de México y Maestra en Planificación de Empresas y Desarrollo Regional con orientación en sustentabilidad por el Instituto Tecnológico de Mérida en Yucatán.

Aspirante a Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma de Yucatán en la línea de relaciones interculturales e identitarias del pueblo maya. Sin embargo, también ha trabajado los temas de: desarrollo humano, sustentabilidad y pobreza.

Publicaciones:

  • Libro “Conocimientos y sustentabilidad en las artesanías de madera de Dzityá, México” (2018).
  • Capítulo de libro: “Innovación y sustentabilidad en la actividad artesanal en México”. Silvia Montejo Murillo y José Francisco Sarmiento Franco. (2018).
  • Artículos: “Mujeres mayas en acción colectiva: Una mirada a su identidad de género desde el feminismo comunitario” (2020). Silvia Montejo Murillo y Citlalin Ulloa Pizarro. Revista GénEros.
  •  “Educación no formal con mujeres mayas yucatecas: una aproximación etnográfica” (2021).  Silvia Montejo Murillo y Juan Carlos Mijangos Noh. Revista Electrónica de Investigación Educativa. Artículo aprobado.

Puedes encontrar la investigación de Silvia Montejo Murillo “Mujeres mayas yucatecas en acción colectiva: Una mirada a su identidad de género desde el feminismo comunitario” en el siguiente enlace:

http://revistasacademicas.ucol.mx/index.php/generos/article/view/1917/pdf