Los seres humanos tenemos la capacidad de soñar de diversas formas, inclusive despiertos. Sin embargo, existen estímulos mentales que todos experimentamos a la hora de dormir, los cuales conocemos con el término “sueño”.

Los sueños nocturnos reciben gran cantidad de definiciones, según la perspectiva y ciencia con que se analicen. Así, mientras para los psicólogos son manifestaciones de fuerza psíquica que se liberan mientras dormimos, para los espiritualistas pueden resultar viajes astrales y manifestaciones del alma.

En cuanto a los sueños hay una cosa que podemos asegurar: todos soñamos. Sí, todas las personas sueñan, pero no todos lo recuerdan.

Resulta que soñar es una de las etapas y procesos por los que pasamos al dormir. Normalmente no siempre deberíamos experimentarlo, pero siempre sucede.

No todos los sueños son hermosos

La realidad es que no todos los sueños son hermosos, puesto que existen algunos que nos producen cierta inquietud, ansiedad o angustia, los cuales son las conocidas “pesadillas”.

¿Cuántos de nosotros no hemos despertado a media noche atemorizados o inclusive llorando a causa de estos sueños tan perturbadores? Las pesadillas no sólo causan miedo y terror en el momento, sino que, a la larga pueden perturbar el estado de sueño de una persona, causando depresión en quien las experimenta.

Si tomamos en cuenta que el proceso de soñar está relacionado con nuestro estado anímico, emocional y con el subconsciente, el tener pesadillas constantemente no es una buena señal. Y no sólo por pasar malos ratos, angustiado, sufriendo cosas tan espantosas que a veces ni siquiera podemos o queremos recordar. Si no porque la persona que las sueña deja de descansar como debería y la hora de dormir se vuelve una pesadilla.

Pero analizando un poco el origen de las pesadillas llegaremos a descubrir que suelen aumentar cuando algo nos preocupa, ya sea consciente o inconscientemente. Cuando estamos emocionalmente débiles, estresados o traumados con alguna situación, somos más propensos a padecerlas.

Una de las ventajas con las que contamos es que no son frecuentes o, al menos, no deberían serlo en una persona promedio.

Así que si padeces de pesadillas continuamente y al menos una vez por semana, significa que algo no estás haciendo bien y lo mejor es que te atienda un profesional para poder llegar al origen del asunto. Si las tienes muy frecuentemente o casi diario, entonces es aún más importante que te atiendan.

Mientras tanto, aquí dejamos algunas de las causas de las pesadillas (y OJO, porque si las experimentas frecuentemente, quizá alguno de estos puntos se relacione contigo):

  • Dormir en una posición incómoda.
  • Ir a la cama inmediatamente después de comer.
  • Tener demasiado estrés.
  • Experimentar ruidos molestos mientras se duerme.
  • Consumir café, té o algún estimulante de este tipo.
  • Consumir alcohol antes de dormir.
  • Tomar las cosas externas muy personales.
  • Fiebre elevada o algún malestar fisiológico.

Si a pesar de cuidarte de todo esto, las sigues padeciendo, te recomiendo acudir con un especialista, ya que, según un estudio publicado en la revista Neurology, “las pesadillas podrían ser un indicador de que tienes algún tipo de deterioro cerebral que podría desencadenar en una enfermedad neurológica en el futuro”.

También hay que tomar en cuenta que las pesadillas son “síntomas” de que algo no va bien y se pueden relacionar con trastornos y padecimientos psicológicos, tales como depresión, baja autoestima, estrés, entre otros. 

Finalmente, cabe destacar que si tenemos una pesadilla frecuentemente, la solución NO es olvidarla, sino por el contrario, lo mejor es tratar de recordar lo que soñamos y anotarlo, pues lo más seguro es que tengan un mensaje oculto que estamos pasando por alto y a lo que debemos prestar más atención.

Soñar no cuesta nada, hagamos que valga la pena.