Mentes curiosas con ímpetu de saber más acerca del mundo que los rodea, en algún momento de su vida se han preguntado acerca del ¿Por qué en la naturaleza existe una gran cantidad de estructuras con morfologías y componentes bioquímicos que se asemejan unas entre otras?. ¿Esto tendrá alguna relevancia?. ¿Podríamos aprovechar estas bondades para mejorar nuestra calidad de vida?. Estos cuestionamientos podrían tener una respuesta en donde menos imaginamos, el mar.

En este sentido, el hábitat marino esconde un fascinante universo de estructuras y biomoléculas similares a las presentes en el cuerpo humano, algunas de ellas tan impresionantes que incluso no dejan duda acerca de los orígenes de la vida. Un ejemplo de esto son las esponjas marinas, invertebrados formados por una red de canales interconectados constituidos por colágena y cristales de óxido de silicio o carbonato de calcio, que sirven como soporte de las células que forman dicho organismo. No es extraño pensar que esta descripción asemeja al tejido óseo, cuya micro-arquitectura imita en sobremanera a este organismo.

Otro claro ejemplo son las medusas, cuya estructura laminar formada principalmente por colágena; denominada campana, asemeja en sobremanera a la piel humana en composición y estructura. El porqué de este fenómeno aún no es tajante, sin embargo podría deberse a  cuestiones evolutivas y a la inteligencia de la naturaleza, la cual repite patrones que son exitosos para distintos propósitos. Esta directriz de la naturaleza, podría ser clave para que el ser humano busque aprovechar este tipo de similitudes generando un verdadero biomimetismo.

En la actualidad, en México existen un poco más de dieciocho mil personas registradas en el Consejo Nacional de Trasplantes, sin embargo, solo un 6.3 % han dispuestos de este, el resto se encuentra en estado dependiente y a la espera de la donación de un órgano que le ayude a mejorar su condición de salud. En donde, en pleno siglo XXI es cada vez más complicado potencializar la cultura de la donación, debido a diferentes aspectos culturales, ideológicos y religiosos. Ante estas adversidades, la ingeniería tisular busca desarrollar biomateriales con estructuras que presenten biomoléculas, componentes y morfología similar al tejido a remplazar, permitiendo de esta manera subsanar dicha necesidad ¿Cómo generarlos? La respuesta en esta lectura es clara: ¡Regenera tus órganos desde el mar!

Un grupo de investigación interinstitucional formado por científicos de la Universidad Modelo, el Centro de Investigación Científica de Yucatán, la Universidad Autónoma de Yucatán y la Universidad Nacional Autónoma de México, campus Juriquilla, se ha dado a la tarea de buscar aprovechar dichos organismos que presentan potenciales características para poder ser utilizados como biomateriales en la regeneración de piel y huesos. Actualmente, se encuentran realizando pruebas para determinar los componentes bioactivos y demostrar su efectividad en cultivos primarios de células in-vitro. Dichos proyectos tienen como finalidad llevar los prototipos a la fase in-vivo y clínica, para lograr incursionar en la medicina traslacional del sureste, con aras de subsanar estos problemas apremiantes de la sociedad Mexicana.