Si juntáramos por un lado a todos los seres vivos que no podemos ver a simple vista y por otro a los que sí podemos ver… notaríamos que hay más biomasa en esos “seres invisibles” que en todos los demás seres juntos.

Ese dato en sí mismo ya es una medida de la importancia que tienen los microorganismos. Sin embargo, no es el único sorprendente y poco conocido.

El cuerpo de cualquier persona está compuesto por diez veces más células bacterianas que células humanas. Sí. Y este conjunto de bacterias que contiene cada persona, llamado microbioma humano, tiene aproximadamente cien veces más genes únicos que el genoma humano. Y lo más importante, el microbioma es indispensable para mantenernos sanos. Nos ayuda por ejemplo a digerir los alimentos y a defendernos de microorganismos nocivos.

¿Sabías que casi todos los olores que normalmente emitimos las personas están producidos por microorganismos? Así es, nuestras células humanas prácticamente no producen substancias con olor. El típico olor a sudor o a cabeza sucia o a pies está producido por nuestro microbioma.

Y si el cuerpo humano tiene un componente de microorganismos tan alto, imagínate lo que pasa con los ambientes naturales. Todas las plantas, todos los animales, todos los tipos de tierra, de agua, de aire, las arenas de los desiertos, los hielos en la tundra… todo está asociado íntimamente con microorganismos.

¡Se calcula que hay más microorganismos en la Tierra que estrellas en el universo!

Se calcula que hay más microorganismos en la Tierra que estrellas en el universo

Se calcula que hay más microorganismos en la Tierra que estrellas en el universo

Los microrganismos son necesarios para el buen funcionamiento de los ecosistemas, ya que son indispensables para que ocurran todos los ciclos biogeoquímicos. Son parte esencial de la naturaleza.

Y por si todo esto fuera poco, has de saber que muchos de los productos generados por microorganismos hacen tu vida más fácil –e incluso la llegan a salvar-. ¿Te has puesto a pensar de dónde vienen los antibióticos que tomas cuando estás enfermo? – Casi todos de bacterias. ¿Cómo se convirtió la leche en el queso que tenía tu sándwich? ¿Cómo se convierte el jugo en vino? ¿Cómo hacen las compañías para que los detergentes laven cada vez mejor? ¿Para que la ropa tenga mejor textura? Y bueno, de los productos químicos que se usan para la detección de enfermedades, mejor ni hablamos.

Son miles y miles las aplicaciones que tienen las enzimas microbianas en nuestra vida diaria. Y cada día se descubren más productos microbianos con nuevas propiedades potencialmente útiles.

Estamos entrando en un periodo de transición entre la era del petróleo y la de los combustibles alternos. Pues la producción de estos combustibles alternos en muchos casos está basada en las capacidades de microorganismos. Tú dirás si son importantes o no y si conocerlos es útil o no.

Dicho todo esto, ¿puedes creer que solamente conocemos al 1% de las bacterias que existen? Así es.

– ¿Y cómo se sabe que hay un 99% que no conocemos? ¿Qué acaso no se pueden ver al microscopio?

– No. Bueno, sí, pero hay muchísimas que en realidad son distintas y al microscopia parecen iguales.

– ¿Y entonces…?

Lo que se hace ahora es extraer TODO el ADN contenido en una muestra del ambiente, puede ser de agua, tierra, arena, sedimentos, aire, popó, sudor, etc., y al analizarlo se puede saber cuántos microorganismos distintos hay ahí.

Y no solo eso, además se puede saber qué genes contiene ese “metagenoma” y con base en eso inferir qué substancias produce.

Intenta imaginar todo lo que se va a poder descubrir utilizando tecnología metagenómica. Estás viviendo una etapa en que la forma de detectar enfermedades, curarse, preparar los alimentos y… hasta lavar la ropa va a tener grandes cambios. Todo gracias al conocimiento de los muchos seres invisibles con los que convivimos.