El trópico mexicano tiene las condiciones agroclimáticas para producir diferentes cultivos de interés comercial, por lo que esta región se ha considerado como un punto productor de recursos primarios. Por ello, los productores de la zona se han centrado en el desarrollo de actividades ganaderas o agrícolas intensivas, propiciando la expansión de los monocultivos y el alto uso de insumos químicos. Los monocultivos con alta producción son el maíz, frijol, soya, arroz, caña de azúcar, palma de aceite y frutales tropicales. La introducción de estas actividades ha dado paso a la deforestación de áreas selváticas, propiciando la pérdida de diversidad biológica en estas zonas.
No obstante, hoy en día aún existen algunos sistemas de producción agrícola que propician la diversidad biológica; entre ellos, se encuentra el café y el cacao, requieren entre 30 y 60% de sombra para desarrollarse (1) y generalmente se cultivan en el estrato medio de sistemas agroforestales, volviéndolos modelos similares a las selvas tropicales. El cacao se produce en la región sursureste, específicamente en los estados de Tabasco y Chiapas, donde se consume principalmente en bebidas como chocolate con agua o leche, champurrado, pozol, tejate, polvillo y tascalate. También se utiliza en la industria de la confitería (Figura 1), repostería y cosméticos, dando un consumo per cápita de 0.5 kg al año. México produce 29,428 toneladas de cacao anualmente (2), que lo coloca en el decimotercer lugar como productor de cacao en el mundo. La mayor parte de la producción se exporta hacia Estados Unidos, Alemania, Bélgica y Países Bajos.
A pesar de que México no se encuentra en el top 10 de los mayores productores de cacao en el mundo, este cultivo sostiene la economía de 45,000 pequeñas familias que se dedican a su producción (1).
La alta demanda de productos y subproductos derivados del cacao han permitido diferenciar dos sistemas de producción: el cultivo tradicional, caracterizado por plantaciones establecidas bajo remanentes de vegetación primaria o secundaria o bajo sombra de diversos árboles frutales o maderables, y el cultivo de cacao a pleno sol, que son plantaciones desprovistas de sombra.
Algunos países como Costa de Marfil, Ghana, Malasia, Perú, Ecuador y Colombia se han insertado en el esquema de producción de cacao con alto grado de reducción de sombra o a pleno sol. Sin embargo, los cacaotales de América Latina se caracterizan por plantarse bajo vegetación selvática primaria o secundaria (3). Este cultivo se produce en la región tropical, caracterizada por sus selvas lluviosas. Estas selvas son estructuralmente complejas, albergando una alta diversidad de flora y fauna (Fig. 2), gracias a ello, México se mantiene dentro de los 12 países con mayor biodiversidad en el mundo.
Esta complejidad estructural en cacaotales da paso a diversas interacciones tróficas y energéticas, incluyendo al gran consumidor secundario de tercer orden, el humano. Además de obtener el producto principal, los productores pueden beneficiarse de los cacaotales obteniendo frutales, hierbas alimenticias, medicinales, madera y leña (Fig. 2).
En el 2002, se reunieron representantes de 13 países para firmar el convenio CBD-29-XII-93 sobre Diversidad Biológica con el fin de promover la conservación y uso sostenible de la diversidad biológica (4). Con ello, en México, han surgido propuestas para recuperar los paisajes a través de la plantación de cacaotales (5).
Desde el 2010 se han establecido en el sureste mexicano modelos productivos para aumentar y conservar la diversidad biológica en los cacaotales. Para ello, se renovaron algunas plantaciones avejentadas, se establecieron variedades criollas con buena calidad organoléptica y productiva, además se insistió en la conservación de diversas especies de sombra y en la inclusión de mujeres en actividades postcosecha (6).
La producción de cacao en México se concentra en manos de pequeños productores con una superficie de 0.2 a 0.5 hectáreas, los cuales se enmarcan en sistemas de producción tradicional, esto significa que conservan diversos árboles de sombra y diferentes variedades criollas de cacao. Además, en su mayoría se limitan al manejo cultural y mecánico del cultivo, haciéndolos candidatos idóneos para insertarse en el “mercado de cacaos diferenciados”.
El “mercado de cacao diferenciado” permite al productor darle un valor agregado a su producción siempre y cuando esta cumpla con las exigencias del mercado. Así, el productor puede optar por vender su producción como cacao de fino aroma, orgánico, de comercio justo o certificado por Alianza para Bosques (https://www.rainforest-alliance.org/about/). Este segmento del mercado no se rige por especulaciones futuras ni por precios establecidos, sino que se realiza una negociación directa entre compradores y vendedores.:
Además de agregarle valor a la producción del aromático, los sistemas agroforestales como el cacao permiten interacciones biológicas complejas que desembocan en una mejora de la productividad del agroecosistema. Los árboles de sombra propician hábitat para plantas de crecimiento epifito, lianas y bejucos, para aves e insectos polinizadores, y para anfibios y reptiles que ayudan a controlar a roedores que ocasionalmente pueden afectar a la producción. Estas plantaciones conservan una alta húmedad, lo que propicia la proliferación de microorganismos como bacterias y hongos que pueden conferirle resistencia a problemas fitosanitarios al cultivo, el micelio de estos hongos, además, hace posible la comunicación química entre las plantas, mejorando la nutrición del suelo y sus cuerpos fructíferos, finalmente, se vuelven alimento de insectos o del mismo humano en temporadas de alta húmedad.
Algunos estudios indican que en los cacaotales de México se pueden encontrar hasta 47 diferentes especies de árboles de sombra (7), por ello, este sistema de producción debería considerarse en los proyectos de reforestación o recuperación paisajística, pudiendo en un futuro participar como corredores biológicos, sistemas de captura de carbono, propiciar la resistencia a las adversidades climatológicas e incluso volverse reservorio para especies migratorias como las aves y mariposas.
Referencias asociadas
- Avendaño-Arrazate CH, et al. Diagnostico del cacao en México, 1ª ed. Universidad Autónoma Chapingo, dirección de difusión cultural, Chapingo, Estado de México.
- Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera. 2020. Acciones y Programas. Cierre de la producción agrícola. 24/02/2022. https://nube.siap.gob.mx/cierreagricola/.
- Rice AR y Greenberg R. 2000. Cacao cultivation and the conservation of biological diversity. 29(3):167-173.
- Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales. 2018. México, biodiversidad que asombra. En línea en: https://www.gob.mx/semarnat/articulos/mexico-biodiversidad-que-asombra.
- Mazariegos-Gómez I. 2021. El poder del cacao y la biodiversidad en Chiapas. https://www.ppdmexico.org/post/el-poder-del-cacao-y-la-biodiversidad-en-chiapas.
- Ogata N. 2018. http://etnoecologia.uv.mx/diversidad_biocultural/herdez/.
- Salgado-Mora MG, et al. 2007. Diversidad arbórea en cacaotales del Soconusco, Chiapas, México. Interciencia 32:11. http://ve.scielo.org/scielo.php?pid=S037818442007001100009&script=sci_arttext&tlng=es.
M en C. Irene Gómez de la Cruz, Dra. Belén Chávez Ramírez , Dra. Paulina Estrada de los Santos
Position
M en C. Irene Gómez de la Cruz es estudiante del Doctorado en Ciencias Quimicobiológicas en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional y su trabajo versa sobre el estudio de un agente de biocontrol para enfermedades del cacao.
Dra. Belén Chávez Ramírez es profesora es investigadora en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional y su trabajo está enfocado en el estudio de hongos patógenos de plantas.
Dra. Paulina Estrada de los Santos es investigadora en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional y su trabajo está relacionado al aislamiento y utilización de microorganismos de suelo en la biotecnología.