La enfermedad de Chagas o tripanosomiasis americana, es una enfermedad causada por el protozoario Trypanosoma cruzi y que de acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud, afecta a alrededor de 6 a 7 millones de personas. La enfermedad presenta dos fases: la aguda y la crónica. La fase aguda, dura usualmente unos meses posteriores a  contraerse la infección. En esta fase, circulan por el torrente sanguíneo los parásitos y en la mayor parte de los casos, no se presentan síntomas o son muy leves. Se ha identificado en algunos casos que las personas infectadas presentan una lesión cutánea o hinchazón amoratada de un párpado.

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Efectos que provoca en la población infantil

Adicionalmente, pueden presentar fiebre, dolor de cabeza, agrandamiento de ganglios linfáticos, dolores musculares, dificultad para respirar, hinchazón y dolor abdominal, entre otros. En la fase crónica, los parásitos permanecen ocultos en el músculo cardiaco y digestivo. Se ha descrito que hasta un 30% de los pacientes presentan trastornos cardiacos y un 10% presentan alteraciones digestivas (agrandamiento del esófago o del colon), neurológicas o mixtas. Con el paso de los años, la infección puede causar muerte súbita o insuficiencia cardiaca por la destrucción progresiva del músculo cardiaco.

En este contexto, la enfermedad de Chagas representa un problema de salud pública, por  los altos índices de incidencia entre la población, ya que como consecuencia de la explosión demográfica, se invaden hábitats en donde la interacción con el vector: la chinche besucona o Pic, es natural. En general, la transmisión del parásito, se da por contacto con las heces u orina infectadas de la chinche que se alimenta de sangre. La chinche pica en zonas expuestas de la piel, como la cara o los brazos, y defecan cerca de la picadura. Los parásitos penetran en el organismo cuando la persona picada se rasca y empuja las heces o la orina hacia la picadura, los ojos, la boca o alguna lesión cutánea abierta. El parásito también se puede transmitir por otras vías, tales como por la  transfusión de sangre infectada o por la transmisión de la madre infectada a su hijo durante el embarazo o el parto.

Cuando la presencia de T. cruzi es detectado dentro de los primeros dos meses (posteriores a la picadura de la chinche), el tratamiento es efectivo al 100%, razón por la cual su detección temprana es crucial.  Usualmente se utilizan los medicamentos benznidazol, y nifurtimox, que matan al parásito. Ambos medicamentos son eficaces casi al 97% para curar la enfermedad si se administran al comienzo de la infección en la etapa aguda, incluso en los casos de transmisión congénita. Sin embargo, su eficacia disminuye a medida que transcurre más tiempo desde el inicio de la infección.

En este sentido, detectar la presencia del T. cruzi es un proceso complicado, invasivo y caro y no siempre se cuenta (en hospitales o clínicas rurales) con el equipo para llevar a cabo una prueba basada en la identificación de anticuerpos contra el parásito, tales como las pruebas Elisa o Western blot. Ambos métodos no son 100% eficaces, portables y de acceso barato para la población, lo que origina que hasta el momento no se hayan presentado avances en el proceso de la detección del T. cruzi en una estadía temprana.

En nuestro grupo de investigación, estamos interesados en desarrollar métodos alternativos de identificación temprana del parásito. Para ello, utilizamos técnicas de ultrasonido. La  idea básica es la determinación de parámetros que se vean modificados y que sean relacionados con el avance de la enfermedad de Chagas, estos parámetros, se obtienen mediante la emisión de haces ultrasónicos y detectados para su posterior análisis. Este tipo de herramientas permitirá la detección oportuna de T. cruzi a partir de técnicas no invasivas, baratas y de fácil portabilidad. 

Ciclo de vida del Trypanosoma cruzi en el ser humano

Ciclo de vida del Trypanosoma cruzi en el ser humano