La relación ciencia-tecnología-medios de comunicación es inseparable, ya sea por los avances científicos y tecnológicos que han dado pie al surgimiento y transformación de los medios o porque éstos han servido como herramientas de información, difusión o divulgación del conocimiento científico. Pero, ¿Cómo es que se ha desarrollado esa relación a lo largo de la historia?

Explicarlo a detalle me llevaría mucho más líneas de las que me solicitaron para la publicación de este texto, sin embargo, mencionaré algunos ejemplos que considero relevantes. Hace ya algunos años, por ahí del siglo XVIII, cuando lo que conocemos por México aún se llamaba la Nueva España, un personaje sale a escena, se trata de don José Antonio Alzate y Ramírez quien creó la primer publicación científica llamada el Diario Literario de México. Después de la publicación de este diario, en el país aparecieron algunas otras publicaciones que se encargaban de dar a conocer los avances científicos y tecnológicos del momento.

 

Como parte de esos descubrimientos podemos nombrar los realizados en materia de la óptica, relacionados principalmente con lo que ahora conocemos como fotografía. Aunque actualmente resulta sumamente sencillo hacer una fotografía, no siempre fue así. Hacia la primera mitad del siglo XIX para lograr una imagen fotográfica se requería bastante tiempo. Hasta que gracias a la ciencia, ese tiempo se redujo, se comenzó a popularizar dicha actividad, la gente comenzaba a fotografiar lo cotidiano; y por supuesto, los mismos científicos empleaban esas imágenes para registrar sus trabajos. De esta manera, la fotografía comienza a cumplir una función informativa y divulgativa.

Entre los científicos que trabajaban principalmente con fotografías se encontraban Marey y Muybridge. Ambos crearon sus propios aparatos para llevar a cabo investigaciones sobre el movimiento en los seres vivos. A través de una técnica conocida como cronofotografía, consistente en la realización de varias fotográficas de manera continua, lograban capturar a detalle diferentes fases del movimiento, ya sea de animales o personas.

Hacia finales del mismo siglo XIX llegan a la historia unos hermanos franceses de apellido Lumiere, para dar a conocer al mundo su invento consistente en una aparato que lograba capturar imágenes en movimiento, se trataba del cinematógrafo. Como puede apreciarse, nuevamente la ciencia y la tecnología hacían acto de presencia en el surgimiento de un medio que hasta ahora sigue asombrando a los espectadores. Más allá del origen científico del cinematógrafo, éste ha servido para divulgar la ciencia a través principalmente del género documental.

Como dato importante, durante el gobierno postrevolucionario de Plutarco Elías Calles, el cine sirvió como herramienta divulgativa empleada principalmente por el Departamento de Bellas Artes, exhibiendo una serie de películas con temas de higiene y de conocimientos científicos prácticos.[1]

Así como los medios ya mencionados, la radio, la televisión y ahora los medios digitales han funcionado como plataforma divulgativa de la ciencia. La comunicación ha pasado de ser lineal, a interactiva y ahora transmedia.

Lo anterior obedece a la naturaleza del uso de dispositivos, plataformas y soportes que cotidianamente se emplean, no sólo en la vida cotidiana sino en el quehacer científico. Redes sociales, blogs, podcasts, videos, son producidos y consumidos constantemente en el entorno digital. Actualmente, diversos científicos ya se valen de estas plataformas y soportes para informar, comunicar, difundir y divulgar sus actividades y descubrimientos en torno a la ciencia y la tecnología.

De acuerdo a Scolari, el discurso científico puede ser transmedia, esto es, puede divulgarse en diversos soportes, empleando múltiples dispositivos, pero sobre todo, expandirse a través de los prosumidores. Para explicar de manera más clara los conceptos de transmedia y prosumidor, recurro a las características planteadas por Jenkins para este tipo de narraciones: los productos creados deben ser autónomos, es decir, no verse como una continuidad del otro; esto genera que cada producto haga una contribución única a la totalidad de la narración; asimismo, se puede acceder a la historia desde cualquier producto creado; y por último, la relevancia de los usuarios es fundamental, quienes participan como co-creadores al expandir la narrativa.[2]

En este sentido, los co-creadores son los prosumidores a los que me refería líneas arriba. De acuerdo a los modelos de comunicación tradicionales, se establece que éste proceso se conformaba por un emisor, un mensaje y un receptor (comunicación lineal); de ahí se pasó a la comunicación interactiva, es decir, el receptor se convirtió en preceptor, y al llevar a cabo una retroalimentación (responder al mensaje) se establecía esa interacción. Hasta ese momento, los medios eran quienes generaban contenidos consumidos por esos perceptores, ahora “consumidores”. Actualmente, esos consumidores no sólo se conforman con percibir o interactuar a partir del mensaje emitido por los medios, sino que crean sus propios contenidos o intervienen el contenido generado por el emisor (medio de comunicación), esto los convierte en prosumidores. A este proceso, en el ámbito transmedia se le conoce como expansión de la narrativa.

Ante esto, las narrativas transmedia en verdad se convierten en una gran oportunidad para acercar el conocimiento científico a la sociedad.

Acerca de las imágenes:

Mercurio Volante. Tomado de: http://www.bvs.sld.cu/revistas/aci/vol8_2_00/f0105200.jpg
Diario Literario de México.:
http://www.comunicacion.amc.edu.mx/comunicacion/noticias/images/cyd-040515-portada-g.jpg

Links.

Diario Literario de México:

http://bibliotecadigital.tamaulipas.gob.mx/archivos/descargas/16000000004.PDF

Muybridge: https://www.youtube.com/watch?time_continue=79&v=5ZJZu-7X31M

[1] “El Departamento de Bellas Artes reanudó la propaganda cultural”, El Universal, viernes 30 de enero de 1925, 2ª sección, p. 2. Citado por Aurelio de los Reyes en Sucedió en Jalisco o los cristeros. Cine y sociedad en México, 1896-1930, UNAM/INAH/SCM, México, 2013, p. 420.

[2] María Teresa Bernardi y Fabián Bergero Alejandro Rost, Periodismo transmedia. La narración distribuida de la noticia., ed. PubliFadecs/Universidad Nacional del Comahue (Argentina, 2016).