De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Chichén Itzá fue la capital más sobresaliente del mundo maya. Hoy en día, la ciudad fundada en el año 525 d. C. sigue sorprendiendo al mundo entero luego de que se descubriera un cenote bajo la pirámide central, el templo de Kukulcán.

Aun cuando el hallazgo abre las puertas a nuevas e interesantes preguntas, tales como ¿sabían los mayas de la existencia del cenote?, y de ser así, ¿por qué decidieron construir una pirámide sobre él?, las respuestas tendrán que ser reveladas desde el mundo de la arqueología; lo cierto es que el descubrimiento realizado, por sí solo marca un antes y un después en la historia de la imponente ciudad.

En ese contexto, René Chávez Segura, investigador titular C del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y responsable de la investigación que derivó en el hallazgo, explica cómo es que realizó este descubrimiento.

Los antecedentes

“(En 1997) tuve la oportunidad de participar en un estudio geofísico con un grupo de investigadores de la Universidad de Minnesota y de la Universidad de San Francisco, quienes realizaron un estudio de radar en los alrededores de la pirámide”, comentó Chávez Segura.

Añadió que el estudio se realizó cuando el uso del radar apenas se iniciaba en México y como consecuencia de ello se encontró, entre otras cosas, “una especie de trinchera que seguía un camino hacia el interior de la pirámide, en dirección de la escalinata oeste”.

No obstante, mencionó que no se dio seguimiento al estudio de ese descubrimiento porque en ese momento no existían técnicas para realizar análisis de radar por debajo de estructuras, como la propia pirámide, y detalló también que en ello consiste la innovación realizada en México, la cual dio pie al hallazgo del cenote.

Explorando bajo el templo de Kukulcán

“En ese momento (1997), con el radar solo se recogían los perfiles del subsuelo alrededor de la pirámide, lo cual no definía ningún escenario relacionado con el subsuelo de la misma pirámide. En nuestro grupo de geofísica desarrollamos una técnica basada en el método de tomografía de resistividad eléctrica, utilizado para obtener información del subsuelo de la pirámide El Castillo, colocando los detectores en la superficie alrededor de la estructura —pirámide central—, y hacer mediciones que se encuentran justo por debajo de ella”, señaló.

El investigador, quien pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel II, subrayó que lo que obtuvieron es similar a una radiografía del subsuelo, sin perturbar el contexto histórico del sitio. El proyecto estuvo respaldado por la Dirección General de Asuntos del Personal Académico a través del Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica, y obtuvieron los permisos del INAH para llevar a cabo el estudio en la zona arqueológica.

Chávez Segura señaló que la innovadora técnica desarrollada fue probada previamente en otros sitios de importancia arqueológica, así como también en zonas urbanas.

“Se exploró inicialmente la zona del Osario para determinar su nivel de efectividad debido a que ya existen exploraciones previas que detectaron una cavidad subterránea por debajo de dicha estructura, la cual fue descrita por E. H. Thompson en 1897. Ello permitió contrastar los resultados de la técnica desarrollada por el grupo de geofísica encabezado por Chávez Segura y las descripciones de Thompson. El resultado de estas pruebas arrojó que el porcentaje de efectividad de nuestra técnica es muy cercana al 100 por ciento”, mencionó el líder del proyecto.

El gran hallazgo

Una vez que se comprobó la efectividad de la técnica, se levantaron las muestras en la pirámide de Kukulcán; durante esta etapa se realizaron ocho mil 650 observaciones, las cuales fueron analizadas mediante un algoritmo computacional para generar un modelo de resistividad.

“Mediante un proceso de diferenciación, obtenemos a la perfección la representación gráfica de un gran cenote bajo la pirámide, así como otras irregularidades que bien podrían ser estructuras subterráneas o rellenos y la presencia de rocas calizas alrededor del cenote”.

Para la medición se modificaron los electrodos y se diseñaron placas de cobre especiales que permiten medir sin la necesidad de clavarlas en el suelo. Ello se hizo con el objetivo de no dañar la zona arqueológica, considerada patrimonio de la humanidad por la Unesco desde 1988.

flujo de agua sub

modelo de resistividades

Finalmente, Chávez Segura precisó que el trabajo de preparación de los arreglos para la adquisición de datos les tomó aproximadamente seis meses tras la toma de mediciones. “Poder programar los puntos de observación es un trabajo muy laborioso, para el cual tuvimos el apoyo de un grupo de estudiantes, pero interpretarlos fue aún más laborioso y ese proceso nos tomó otro tiempo más”.

¿Qué es una tomografía de resistividad?

Mediante electrodos clavados en el suelo se introduce corriente en el subsuelo y se mide la diferencia de potencial en la trayectoria de la corriente. Esa diferencia de potencial y la corriente arrojan la resistividad; al mover el equipo por diversos puntos, la resistividad en el subsuelo es diferente y varía principalmente debido a los elementos existentes en él, como estructuras, oquedades e incluso la presencia de agua.

Por Armando Bonilla| Agencia Informativa Conacyt