El impacto del cambio climático puede verse reducido con el mejoramiento genético de las plantas, opinó la doctora Clelia De la Peña Seaman, investigadora de la Unidad de Biotecnología del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), quien obtuvo recientemente el Premio Marcos Moshinsky 2017 en la categoría Ciencias Químico-Biológicas por su destacada trayectoria científica y la originalidad de su proyecto científico que investiga la búsqueda de genes con aplicaciones biotecnológicas en plantas de Agave albinas desarrolladas en su laboratorio.
Este premio es otorgado por la Fundación Marcos Moshinsky de la UNAM en tres categorías: Ciencias Físicas, Matemáticas y Ciencias Químico-Biológicas a los investigadores de entre 35 a 45 años de edad que tengan una trayectoria muy sobresaliente y que presenten un proyecto de investigación destacado y original, pues los perfiles de los candidatos son evaluados por una comisión integrada por reconocidos investigadores del país.
“El fin del premio es apoyar a los investigadores jóvenes para que desarrollen un proyecto nuevo y darles un impulso en sus carreras científicas. De hecho, este año por primera vez el premio en la categoría Ciencias Químico-Biológicas fue ganado por tres mujeres”, comentó la galardonda.
Este proyecto surgió de la inquietud de saber cuáles genes pudieran estar permitiendo que las plantas de Agave sean completamente blancas (albinas), con el fin de utilizarlos en aplicaciones biotecnológicas. “Sabiendo cuáles son los genes expresados (encendidos) en la planta blanca y reprimidos (apagados) en la planta verde, se podrán establecer los mecanismos para el mejoramiento de la regulación en la síntesis de clorofila y tener plantas mucho más adaptadas y eficientes en condiciones climáticas extremas”, acotó la investigadora.
La doctora Clelia De la Peña Seaman detalló que esta variedad somaclonal —planta genéticamente clonada en el laboratorio pero con características fenotípicas distintintas a la planta madre— es heterotrófica (es decir, que necesita de una fuente de carbono externa para poder sobrevivir), mientras que el agave convencional (verde) es autotrófico fotosintético (sólo necesita CO2, sol y agua para generar su propio alimento).
Asimismo, expuso que la variedad de Agave albina tiene potencial como planta ornamental y es un modelo extraordinario para hacer preguntas biológicas, tales como: ¿cómo se forman y desarrollan los cloroplastos?, ¿por qué puede crecer sin clorofila?, ¿cómo puede fotosintetizar?, es decir, abre una puerta con una infinidad de preguntas biotecnológicas.
Por último, explicó que este sistema de plantas albinas de Agave es único en el mundo y al final del estudio se pretende tener las bases teóricas para conocer más sobre los fundamentos moleculares detrás del albinismo e implementar estrategias para el mejoramiento genético de las plantas.
Comunicado