Entre las ventajas que hoy nos ofrece la ciencia y la tecnología está el poder crear nuevos aparatos que nos faciliten ciertas cosas con la finalidad de mejorar nuestra calidad de vida, un ejemplo de esto es una propuesta que surge bajo el nombre de MOVECARE, proyecto coordinado por la Universidad de Milán que busca ayudar a las personas mayores mediante robots.

MOVECARE es un proyecto de tres años de duración financiado por la Unión Europea, dentro del programa Horizonte 2020. Cuenta con un presupuesto de seis millones de euros, de los que 400.000 serán destinados al grupo MAPIR. Liderado por el investigador Javier González, este grupo pertenece al departamento de Ingeniería de Sistemas y Automática de la  Universidad de Málaga (UMA) y al Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA).

Este ambicioso proyecto que reúne a 14 socios internacionales entre empresas, universidades y centros de investigación, combina tecnología TIC, inteligencia artificial y robótica para el desarrollo de un sistema capaz de detectar, lo antes posible, indicios de problemas cognitivos o físicos en las personas mayores, o, incluso, prevenirlos. “El objetivo es montar una comunidad virtual que se sume a la social. Una plataforma inteligente donde también tengan entrada los cuidadores reales”, asegura el profesor Javier González

En la sociedad actual, la creciente esperanza de vida conlleva el envejecimiento de la población y, con ello, el número de personas mayores de 70 años que, aun viviendo de forma independiente, requieren de atención y cuidados. “Lo que buscamos es que las personas tengan el apoyo de la tecnología. Usar la inteligencia artificial como complemento al componente humano, no como sustituto, pero sí aprovechando sus enormes ventajas”, aclara el profesor González cuando describe el proyecto MOVECARE y quien en este sentido destaca la capacidad de computación de datos masivos y su procesamiento.

Integrar el robot en la casa de las personas mayores para que se mueva de forma autónoma e interactúe con ellas es el papel principal del ‘MAchine Perception and Intelligent Robotics (MAPIR) research group’, el grupo de Robótica Inteligente y Percepción Artificial de la UMA.

 

Logo del proyecto MOVECARE.

 

¿Cómo funciona?

 A partir de sensores de actividad integrados en el hogar, se medirán aspectos físicos, fisiológicos y cognitivos de los usuarios, con el fin de detectar anomalías en ellos, que serán procesadas por el robot. A su vez, las comunicará al cuidador virtual, el último eslabón de este complejo entramado, un sistema de tele presencia robótica que proporciona asistencia sanitaria y social a distancia y que, tal y como asegura González, por encima de todo, busca combatir la soledad.

“Dotar al robot de capacidad de movimiento en el entorno remoto permite poder inspeccionar diferentes lugares de la casa si hay evidencias de un posible accidente y, a su vez, generar en las personas asistidas una mayor sensación de compañía”, expone Francisco Meléndez, investigador del grupo desde hace cinco años.

 “Trabajamos para que el robot sea lo más ‘listo’ posible, para que se adecúe a cada caso concreto. Debe ser capaz de realizar movimientos seguros, respetando los espacios personales y mostrando comportamientos similares a los que tenemos las personas para, por ejemplo, ceder el paso cuando sea necesario o no cruzar por delante de una televisión”, continúa Meléndez, que asegura que el objetivo final es que el usuario acepte la compañía del robot sin que sea un impedimento en sus actividades cotidianas.

 “Lo que pretendemos es que a partir de la inteligencia artificial el robot, de unos 15 kilos y 1,60 de altura, sea capaz de avisar a una persona si ha olvidado tomar una pastilla, de comunicarse con sus familiares si identificara un problema o, simplemente, de proponerle servicios de comunicación y entretenimiento, por ejemplo, a través del iPad, ya que todos los aparatos tecnológicos de la casa estarán conectados”, añade el profesor González.

 Según sus promotores, MOVECARE se trata de tecnología punta como respuesta a las demandas de una sociedad que exige nuevas propuestas para mejorar la calidad de vida de las personas mayores; sistemas inteligentes que complementen a la atención primaria para cubrir sus necesidades.