Cuando escuchamos o leemos la palabra “caricatura”, en seguida nos viene a la mente la idea de un programa para menores de edad. Sin embargo, nos encontramos en una idea errónea, ya que no todas las caricaturas son para niños.
¿Cuántos de nosotros podemos recordar nuestras amadas series de infancia? Al menos en mi época pasaban algunas como “Popeye”, “Los Picapiedra”, “Looney Tunes” y muchas otras tan entretenidas que hacían de esa etapa una maravilla.
Lamentablemente, hoy en día ya no pasan tales programas y los que pasan, han perdido mucha calidad, en parte por la fuerza con la que arrasó Internet, y por otro lado, porque ya no tienen ese “no sé qué” de antes y las que lo tienen han sido censuradas.
Al hablar de censura, nos referimos a la supresión de cualquier material que pueda ser considerado como dañino, ofensivo o perjudicial para los que son expuestos a ello. Actualmente los medios de comunicación son víctimas de esto en distintos niveles, pero hoy hablaremos especialmente de la televisión.
Cada día se producen programas más directos y bizarros en ciertos temas. Ya no existe (y tal vez nunca existió) ese cuidado al manejar los contenidos en las series. Viéndolo de esta manera, podríamos pensar que las caricaturas en realidad nunca fueron elaboradas para un público infantil. Y estaríamos en lo correcto.
Muchos dibujos animados iniciaron, desde épocas pasadas, con temas poco o nada educativos. Por citar algunos ejemplos en los que se llegaron a manejar este tipo de situaciones, tenemos: “Ren y Stimpy”, “Los Simpson” y otras para adultos.
También las series de la época dorada de las caricaturas, como las que mencioné al principio, empleaban las mismas temáticas en alguna ocasión. Como ejemplo, tenemos a Pedro y Pablo de “Los Picapiedra” fumando tabacos para promover a empresas de este tipo o al pato Donald formando parte del régimen nazi.
Debido a ello, inició la censura de capítulos en las series, algo que continúa hoy en día pero a un mayor nivel. Si antes censuraban tabacos y sangre, ahora censuran hasta un objeto con forma de cruz o algo que les parezca sumamente inapropiado para los infantes.
La realidad es que la censura siempre ha sido necesaria, nos guste o no, pero actualmente ha sido un tanto exagerada, en parte debido a que los menores ya no son tan inocentes como antes y por otro lado, por un mal manejo de ello.
Como opinión muy personal, creo que la censura sí es necesaria, no todas las caricaturas ni películas animadas son para niños, eso lo pudimos ver inclusive en la pantalla grande con “Cool World”, “¿Quién engañó a Roger Rabbit?” o “Rock and Rule”, pero no se puede ni debe aplicar a TODO.
Utilizar la censura inapropiadamente hace que pequeños de 5 años estén expuestos a series sangrientas, satánicas, eróticas y demás, a la vez que, jóvenes mayores de 18 años se queden sin el mensaje que el autor de su programa favorito quiere transmitir.
No todo lo que es para mayores es “malo”, ni todo lo que parece para menores es “bueno”. Las televisoras están expuestas a muchos riesgos y demasiada responsabilidad, pero por lo mismo, deben trabajar más en ello, no censurar todo y a la vez nada, porque las series pierden su encanto y los niños su inocencia al mismo tiempo.
El manejo de los horarios para pasar las caricaturas para adultos no funcionó, la censura no se ha utilizado de la manera correcta, ¿cuál es la respuesta correcta para que todos queden contentos? Creo que un buen equipo administrativo, un manejo correcto de las temáticas y una buena educación y cuidado en las casas sería un buen comienzo, pero eso es algo, que esperemos poco a poco se vaya comprendiendo, al igual que el hecho de que no todos los dibujos animados son para menores de edad.