Distinguirse del resto de los que nos rodean siempre ha sido un tema de mucho análisis, el cual ha involucrado desde el distinguirse por la forma de pensar hasta por la forma de reírse; pero algo muy cierto es que una habilidad que debes de empezar a desarrollar es distinguirte por tu imagen. Tomemos como principal eje de este artículo el ámbito profesional.

Nunca hay que subestimar el poder de la primera impresión. Cuando te presentas con alguna persona, incluso antes de poder decir palabra alguna o hacer gesto alguno ya estás transmitiendo datos e ideas de tu persona. Tú eres tu mejor tarjeta de presentación.

No se trata de vestir siempre ropa de diseñador o ropa de un alto costo económico. Es simplemente lucir prendas adecuadas a la ocasión, sencillas y limpias, estar peinado, traer las uñas recortadas, los zapatos limpios.  Los detalles importan mucho.

Últimamente en la búsqueda de colaboradores que se sumen a nuestro equipo de trabajo en la materia legal he tenido mucho contacto con estudiantes de derecho tanto de universidad pública como privada y  me he podido percatar que las universidades han dejado completamente de lado este valioso punto en la formación de los futuros abogados. Se visten inapropiadamente, debo de hacer referencia, más los hombres que las mujeres.

Antes de decidir ser abogado, recuerdo una plática con uno de mis tíos, a quien hoy en día puedo llamar colega, quien me decía con cierto tono de broma en su voz: “ANTES DE SER ABOGADO, DEBES DE VERTE COMO ABOGADO” y la verdad es que hoy tengo muy presente sus palabras, razón por la cual comparto mi humilde experiencia y la pongo a tu disposición para que, si es de tu interés la aproveches.

“Lo importante es cómo eres por dentro y lo que sabes” cierto, pero recuerda que en un mundo con tanta competencia profesional puedes perder la oportunidad de demostrarlo sólo por cómo te ves.