Pasión por la ciencia
Ana María Cetto

Ana María Cetto

La ciencia tiene el poder de atracción y muchas mujeres se han dejado seducir. Una de ellas es Ana María Cetto, investigadora del Instituto de Física de la UNAM, que ha dedicado sus esfuerzos en cuerpo y alma a desmenuzar la física, tras la curiosidad infantil que le despertó su padre al revelarle que una simple roca del Pedregal (zona en el sur de la Ciudad de México), que parece inmutable, está compuesta por partículas en movimiento constante.

La investigadora y profesora del Instituto de Física de la UNAM dedica tiempo y esfuerzo en descubrir qué hay detrás de la mecánica cuántica, tema que la atrapó desde que se doctoró. En colaboración con un equipo de físicos mexicanos, avanza en una teoría que fundamenta la mecánica cuántica y sobre ella han publicado diversos libros.

“Indagamos qué hay detrás de la teoría que conocemos como mecánica cuántica, qué es lo que hace que la materia se comporte de esa manera a escala atómica”, dice entusiasmada.

En materia de género, la laureada como Mujer del Año en 2003 y galardonada con la presea Sor Juana Inés de la Cruz de la UNAM en 2006, asegura que las carreras científicas no están vetadas para las mujeres.

“Yo fui a una secundaria de mujeres, tenía la esperanza de hacer una carrera científica, no sabía cuál pero veía que había compañeras mías que tenían totalmente descartada esa posibilidad, y yo platicaba con ellas haciéndoles ver que era una opción”, rememora.

Ana María Cetto es reconocida en el círculo científico por su labor pacifista que la ha llevado a compartir en dos ocasiones el Premio Nobel de la Paz, el primero como miembro del Consejo Ejecutivo de las Conferencias Pugwash, organización que ganó el galardón en 1995; y el segundo como directora general adjunta del Organismo Internacional de Energía Atómica, en 2005.

Otra mujer apasionada por la ciencia en México es Julia Tagüeña, actual directora adjunta de Desarrollo Científico del Conacyt, que como investigadora ha estudiado la física del estado sólido, en particular sistemas desordenados, sólidos amorfos, materiales vítreos y materiales porosos nanoestructurados.

Es una promotora de la ciencia por convicción e incluso por tradición familiar. Su padre fue físico y su madre estudió filosofía y letras con una gran afición por la ciencia.

“Definitivamente mi familia influyó en mi educación y además me permitió la libertad de escoger una vocación. En mi casa había un respeto total por que las mujeres podían estudiar igual que los hombres”, dice.

Considera que la mujer tiene todas las capacidades para desarrollarse, por lo que “hay que buscar que haya igualdad de oportunidades para poder desarrollar el talento de cada persona”.

A lo largo de su carrera ha disfrutado todas las formas de hacer ciencia, desde la investigación combinada con docencia, comunicar la ciencia a la sociedad y apoyar a la comunidad académica en pos de la investigación.

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