“¡No, queremos guerra!
¡¿Queremos guerra?! Se trataba de una hermosa y fina coma que de improviso seccionó en dos la oración que estuvo a punto de causar la guerra entre países vecinos, transformando con su poderoso silencio un deseo en el opuesto. Así, la frase original:

¡No queremos guerra! 
Se trasformó en:
¡No, queremos guerra!”

Cómo Me Hice Poeta, Andrés Acosta.

 

¿Ven como una simple coma puede cambiar el significado de las palabras?

Escribir no es fácil, no sólo tenemos que preocuparnos por poseer ortografía, (sí, poseer, no “tener buena ortografía” la ortografía no tiene niveles, o se escribe bien o se escribe mal, se tiene ortografía o se carece de ella) sino también debemos aprender que los signos de puntuación son la fuerza que le da vida a las palabras. Eso lo aprendí de dicho libro, Cómo Me Hice Poeta, el cual narra la historia de un joven que de la nada decide meterse a estudiar en una academia de escritores para ser famoso y tener una gran vida con las regalías de sus libros, pero, el oficio de las letras no es tan fácil como pensaba. En realidad escribir no lo es.

Hay personas que no saben escribir y no les importa; viven en un ambiente de despreocupación en el que cualquiera puede ser el que desee en las redes sociales: borrachos, soñadores, fotógrafos, comediantes, cinéfilos, comunicadores, fumadores, etc. A muchas personas no les preocupa que sus evidentes faltas de ortografía se manifiesten en sus publicaciones diarias de Facebook o Twitter, por eso es común ver errores típicos como: “xk”; “hayga”, “Grasias”, y la frecuente ausencia de comas en frases y palabras como: “Por que”, “camion”, “cancion”, entre otros.

Pero no todo está perdido, y siempre se puede aprender y mejorar. Hay que darle valor a cada palabra escrita, respetando las reglas de ortografía y dándole un sentido a los textos con los elementos vitales, el punto y la coma. Ambos marcan y le dan un rumbo a nuestras palabras.

Se trata de aprender a escribir, no solo escribir bonito, porque escribir es una actividad que nos acompañará por el resto de nuestras vidas, ya sea para cosas insignificantes como los recados o mensajes de texto en el celular, hasta para desempeñarnos en nuestros oficios.

El libro de Andrés Acosta, es un buen acercamiento hacia una reflexión del por qué es importante el  manejo de los puntos y las comas en un texto, a través de una historia muy entretenida que a muchas personas les agradará, por el tema y por la sencillez del escritor al narrar.

¡Considérenlo! Cuando presionan las teclas de la computadora para librarse de un trabajo en formato APA, están escribiendo. Lo mismo ocurre cuando tocan la pantalla del celular con el dedo, ¡escriben!

Pero una cosa es hacerlo “komo chabo vuena onda q le da muxa flogera ponr acntos y los livros le son el asqo mndial” y otra como la persona consciente que dedica un poco de su tiempo para leer que escribir no es solo una actividad banal del hombre. Es un arte.