Cada mexicano aficionado al cine de todos los géneros lo sabe: en México lo que acapara la atención del público es el cine comercial, o de grandes producciones, con estrellas de renombre y directores destacados de Hollywood.

Es normal, después de todo quién no se maravillaría con filmes como: “Titanic”, “Argo”, “The Avengers”, “Lo que el viento se llevó”, las sagas de “Harry Potter”, “Crepúsculo”, por mencionar algunos.

Cada año las grandes compañías productoras de cine ofrecen al público del mundo grandes producciones que compiten entre sí para imponerse en la taquilla, es una constante que no cambia, y de la cual los grandes beneficiados son ellos mismos y el público, amantes de cine como fuente de entretenimiento.

En este contexto, en México el cine cada vez va teniendo mejor calidad. Siempre he notado que muchos críticos ven al cine mexicano como una forma de protesta de corte político y social, o un buen recurso para obtener ganancias a partir de temas que al “mexicano prototipo” le gustan, como: el sexo, las drogas, las fiestas, etc.

Sin embargo, ese panorama se ha ido puliendo en los recientes años, dejando de lado las ganancias económicas por calidad, por buenos argumentos que dejen algo en el espectador, permitiendo al cine mexicano posicionarse en un lugar privilegiado entre público, no solo del país, sino en buena parte de Estados Unidos y otros países,  gracias a buenas producciones, que en muchas ocasiones sin mucho presupuesto ni patrocinadores, logran ser referentes en las taquillas de manera sorprendente e inesperada.

El cine en México cada vez mejora, aún existen los problemas de censura por parte de las autoridades, como es el caso de “Tlatelolco, Verano del 68”, que fue restringido en varias ciudades debido a la forma de interpretar un hecho tan recordado por la política mexicana, o el sonado caso del documental “Presunto culpable” que expuso el sistema de justicia mexicano, desde el punto más cercano a la realidad.

Detrás de estas producciones, destaca la figura del director, y en este aspecto México cada vez tiene más cineastas, nutridos de talento y muy capaces de producir cintas de calidad. Podemos mencionar a Carlos Reygadas, Michel Franco, Amat Escalante, Fernando Eimbcke, Alfonso Ruiz Palacios, entre otros, que están ganando premios en los festivales más importantes del mundo; sin olvidar a los directores que han destacado a nivel internacional, como Alejandro González Iñárritu, Guillermo del Toro, y recientemente, Alfonso Cuarón con su filme “Gravity”.


El cine independiente

Personalmente, prefiero el cine independiente, ya que ha sido destacable la evolución cineasta mexicana, que hay filmes más comerciales que han sobresalido en los últimos años, debido a la gran inyección de publicidad que tuvieron. Un claro ejemplo es “No se aceptan devoluciones” de Eugenio Derbez, “Cásese quien pueda” protagonizada por Martha Higareda y recientemente “Amor de mis amores” de Manolo Caro.

Son películas que desde su estreno en la capital del país se proyectan en todos los cines de la república, a diferencia del cine más independiente, que no cuenta con tanta difusión en México, y que en la mayoría de los casos, tarda un mes o dos en llegar a casi todo la república, por algunos días y en funciones contadas.

Sobre esto, soy testigo fiel de ello, ya que la película de “Tlatelolco, Verano del 68” llegó casi dos meses después a Mérida y no pude verla, por la brevedad que tuvo en taquilla, y caso similar el de “I Hate Love” que hace unos días llegó a la ciudad, después de tres meses de estrenarse.

Dichas películas, poco exhibidas en México, participan en festivales de cine de varias partes del mundo ganando reconocimientos, como “Navajazo” Documental Etno-ficción, ganó el premio a Mejor Largometraje en el Milano Film Festival 2014, “Tlatelolco, Verano del 68” ganadora de mejor película en el  Chicago Latino Film Festival, “Después de Lucía” ganadora del premio correspondiente a la sección Una Cierta Mirada en la 65a. edición (2012) del Festival de Cannes, y una mención especial en el ciclo “Horizontes Latinos” en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, en España. “Las Horas Muerta” la única película latinoamericana en el Tokio International Film Festival. “Somos Mari Pepa” ganadora al premio PRIX CCAS en el Cinélatino Rencontres de Toulouse, Francia.

Y por último, unos de los recientes orgullos en el cine mexicano, “Heli”, de Amat Escalante, que fue seleccionada para representar a México en los Óscar, donde compitió con una nominación a la Mejor Película de Lengua Extranjera.

¡Qué curioso! Tantas buenas historias y se sigue prefiriendo lo hecho en el extranjero.