Motivada por la necesidad de generar nuevos esquemas de suministro eléctrico para comunidades rurales y personas vulnerables  que requieren del servicio, como productores del campo, Araceli Ríos Flores logró optimizar la eficiencia de celdas solares.

Incluso, el trabajo de la ahora coordinadora del área de recubrimientos y vacío en la empresa Energías Renovables del Sureste, le valió el premio Arturo Rosenblueth que entrega el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) y el premio Weizmann 2014 que entrega la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), durante su época de estudiante.

Su formación académica

Araceli Ríos Flores estudió Ingeniería en Metalurgia y Materiales en el Instituto Politécnico Nacional (IPN); posteriormente realizó sus estudios de maestría y doctorado en el área de Físico-Química en el Cinvestav, unidad Mérida, donde trabajó de la mano de los investigadores Juan Luis Peña Chapa y Eduardo Arés Muzio en la optimización de celdas solares.

“Me especialicé en el área de celdas solares policristalinas (CdTe y CdS) y gracias al trabajo desarrollado desde la maestría en torno a ese tema, mi tesis doctoral logró dos premios, el Arturo Rosenblueth del Cinvestav en 2013 y el Premio Weizmann de la AMC en 2014”, enfatizó.

Sin embargo, la doctora reconoció que el camino no fue fácil y recordó que tuvo que superar ciertos obstáculos antes de ver materializado su esfuerzo a través de ambos premios. “Los retos de la investigación se dieron durante el escalamiento de las celdas. Cuando comencé a trabajar con las celdas, se trataba de celdas muy pequeñas (menores a un milímetro), y en la primera etapa del proyecto se escaló a una pulgada, lo cual significó retos estrictamente científicos”, recordó

Juan Luis Peña Chapa, Aracely Rios y  Eduardo Arés Muzio

Juan Luis Peña Chapa, Aracely Rios y Eduardo Arés Muzio

El llamado de la vocación científica

A decir de la doctora, la elección de la carrera que deseaba estudiar la tuvo clara a temprana edad; no obstante, en ese momento no tenía presente su gusto y entusiasmo por la investigación científica. “Durante los primeros semestres de la carrera de metalurgia llevé materias muy específicas que inclinaron mi decisión por determinada área de especialización”, dijo.

Detalló que al adentrarse en esas materias descubrió su afición por la Físico-Química, gusto que la llevó a estudiar su maestría, y una vez inmersa en la formación propia de ese nivel académico, descubrió también las posibilidades de hacer investigación científica.

“Hay una materia que llevábamos denominada Verano Científico, durante la cual se tenía que desarrollar un pequeño trabajo de investigación que duraba entre uno y dos meses. Fue al realizarlo cuando se incrementó mi interés por la ruta de las celdas solares y por la investigación en torno a ellas”, expresó.

La recompensa del esfuerzo y la pasión

A pregunta expresa sobre el trabajo de investigación que más satisfacción le ha causado, la doctora —que actualmente trabaja el tema de la creación de materiales absorbentes y la capacidad de generar calor de proceso para la empresa Energías Renovables del Sureste— no titubeó al señalar que fue su tesis doctoral en torno a las celdas solares.

“El trabajo de las celdas solares es el que más satisfacción me ha causado porque tomé el proyecto casi desde cero, empecé casi en blanco y con él logré participar en el escalamiento a dos pulgadas, así como en el diseño de cámaras para hacer paneles de 10 por 10 centímetros, lo cual no es tarea fácil”, comentó.

Aun cuando reconoció que ya no le tocó echar a andar el equipo, su satisfacción deriva de haber resuelto los problemas que conllevó el escalamiento y la construcción de las cámaras para la creación de los paneles solares.

El científico y la vida personal

Araceli Ríos platicó que en el ámbito personal es tan exigente como durante su quehacer científico; no obstante, fuera del laboratorio es como cualquier persona. “Me gusta ir al cine, leer (literatura no relacionada con lo profesional), sobre todo pasar tiempo con mi familia”.

Y es precisamente el tiempo familiar una de las complicaciones para los investigadores, quienes, a decir de la doctora, deben aprender a separar la vida profesional de la vida personal. “Ha sido difícil, sobre todo en la etapa actual donde ya tengo una familia (esposo e hijo) con la que debo compartir mi tiempo; anteriormente —antes de casarme— no era tan complicado, pero ahora, literalmente debo dividirme en dos”, señaló.

Finalmente, añadió que en ese contexto es importante separar el tiempo que es para el trabajo del que es para la familia. “Tienes que encontrar un balance y tener la mente muy clara para frenarte y entender que no todo es la vida profesional”.

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Por: Armando Bonilla/Agencia Informativa Conacyt